Primeros meses del cachorro en casa

Primeras etapas del cachorro
11 noviembre, 2012
Filosofía
12 noviembre, 2012

Texto de Benigno Paz

Editado en la revista «El Mundo del Perro»

Toda la familia está expectante y deseosa de disfrutar del cachorrillo, de seguir todas sus evoluciones y cabriolas. Se respira una alegría contagiosa, una felicidad colectiva. Eso es genial y es deseable que dure mucho tiempo, pero no debemos olvidar, en ningún momento, que nuestro cachorrillo es un ser vivo con sus propias necesidades, no un juguete que se mueve sin pilas o algo que los niños pueden vapulear.

Antes de adquirir el cachorro es aconsejable observar a los progenitores, comprobar que tienen un buen comportamiento, que no se muestren asustadizos, hiperactivos, agresivos y/o destructivos. Lo ideal es atender a las observaciones y recomendaciones del criador sobre cada uno de los cachorros, comprobar que han seguido su programa de desparasitaciones, verlos interaccionar en la camada, sin dejarnos llevar por la primera impresión y dejarlo sekeccuibadi (podemos dejar una prenda con nuestro olor para que juegue y llavarla con nuestro cachorro cuando nos lo llevemos a casa). Si el cubil es muy pequeño y lo encontramos sucio, será mejor que sigamos consultando a otros criadores.

Una vez en nuestro hogar es muy importante que seamos sistemáticos y metódicos. Hay que atender a sus necesidades y respetar sus horarios de descanso. Tenemos que esforzarnos para facilitar su integración dentro de nuestra familia, de nuestra sociedad, en donde es nuestro invitado (nosotros hemos decidido incluirlo). Hacer todo lo posible para que la traumática experiencia de la separación de su madre y sus hermanos de camada sea lo menos traumática posible. Resultará sencillo si toda la familia se implica y pone algo de su parte para facilitar el proceso.

Fases por las que pasa el cachorro

La labor ya comienza cuando el perro está bajo la responsabilidad del criador (periodo neonatal, de transición e inicio del período de socialización), que ha de esforzarse para dedicar unos minutos al día para manejar a cada cachorro de forma individual y proporcionarles un entorno enriquecido en el que puedan interaccionar con distintos objetos y personas, además de con sus hermanos de camada. Lo ideal es que la camada se desarrolle en un entorno familiar (deberemos evitar los «criaderos granja» o aquellos cachorros de procedencia desconocida) y con áreas claramente definidas para el juego, descanso y para poder hacer sus necesidades.
En torno a las seis-ocho semanas de edad deberíamos llevar al cachorro a nuestro hogar, justo en el que denominamos «período crítico de socialización». Se abre en el cachorro esta «ventana de socialización» en la cual tenemos que esforzarnos para exponerlo, a nuestro lado, al mayor número de experiencias positivas posibles. En este período los perros se muestran toda su capacidad de adaptación a todo tipo de entornos y situaciones, algo que podremos utilizar en nuestro beneficio, exponiéndolos de forma gradual y controlada a personas, otros perros, otros animales, distintos sonidos y entornos, para que el proceso de adaptación sea agradable y gratificante.
Si queremos que nuestro cachorro llegue a ser un perro adulto con el que poder convivir este es el momento de sentar las bases del éxito. No es que si dejamos pasar esta oportunidd nunca podamos lograrlo, simplemente que tendremos que dedicarle mucho más tiempo, resultará mucho más difícil y con menos garantías, además, tendremos que andar siempre a la carrera y con el agua al cuello. Estaremos parcheando los problemas que van apareciendo en lugar de poder disfrutar confiadamente del comportamiento de nuestro perro.
Por estos días estaremos también atareados con las visitas al veterinario, para completar el programa de vacunación, en la que nos impondrán normas muy estrictas y restrictivas sobre que podemos hacer con nuestro cachorro. Es posible que tengamos que hacerle comprender a nuestro veterinario la importancia de encontrar un equilibrio entre las necesidades sanitarias y las del establecimiento de un programa de socialización, algo de lo que él también se beneficiará un perro adulto con el que poder convivir, obediente y fácil de manejar. Un perro que esté con la familia durante diez o doce años, y no sólo unos meses.

 

Clases para cachorros

Una solución que se está imponiendo para conciliar ambas necesidades es asistir a las cada vez más populares clases para cachorros, organizadas por las propias clínicas veterinarias o por centros especializados en adiestramiento. Estas clases no son un lugar de recreo y desenfreno para los cachorros. Deberían ser un lugar en el que pueden interaccionar de forma segura y controlada con otros cachorros de edades similares, donde tienen la oportunidad de estar en contacto con otras personas distintas a los miembros de la familia y de aprender los primeros comportamientos básicos y rutinas.

Buenas costumbres

Uno de los aspectos que causa más angustia a algunos propietarios es el que se refiere al establecimiento de las rutinas para las evacuaciones, ¿cómo enseñarle al cachorro a ser limpio en casa? No tenemos que impacientarnos. El cachorro necesitará su tiempo para aprender a controlar esfínteres. Nos quedan unas cuantas semanas de limpiar pises y cacas pero si somos sistemáticos y estamos atentos, muy pronto (en unas tres semanas) lograremos que nuestro cachorro haga sus necesidades en el exterior, o en el lugar que hemos seleccionado el resto de su vida, salvo en casos de enfermedad o cuando, ya senil, los esfínteres no respondan.

Las claves están en:

* Sacar al cachorro regularmente para que haga sus necesidades en el lugar deseado. Los momentos que garantizarán nuestro éxito son: a primera y última hora del día, después de cada una de sus siestas, después de un período largo de juego o excitabilidad intenso, después de cada una de las comidas. Básicamente, le daremos una oportunidad cada hora (a no ser que eté durmiendo) o cuando veamos que está inquieto y comienza a olisquear el suelo y dar vueltas.

*Premiarlo al instante (con un trozo de comida) en todas y cada una de las ocasiones en que hace sus necesidades en el lugar que deseamos. Para ello, nosotros tendremos que estar a su lado en estas primeras semanas.

* No enfadarnos con el cachorro si hace sus necesidades en otro lugar. Si esto ocurre, habrá sido porque nosotros no hemos estado pendientes o porque no hemos dado suficientes oportunidades al cachorro.

* Para evitar errores es necesario la supervisión directa y cuando ésta no es posible lo mejor es dejarlo en un lugar en el que no pueda cometer errores, «en el que podamos limpiar con facilidad».

* Si nos abandonamos o no dedicamos el tiempo requerido, el resultado será un perro que hace sus necesidades en el lugar no deseado durante toda su vida, con todas las complicaciones que eso supone (malestar por parte del amo, riñas permanentes, y aislamiento cada vez mayor del perro).

* ¡Jamás, jamás, jamás!, correguir al cachorro en modo alguno (y menos con prácticas de la «Edad Media») por hacer sus necesidades, eso no le enseñará nada y no ayudará a establecer su confianza, es más, habremos introducido la ansiedad y el estrés que complicarán mucho más todo el proceso.

 

Herramientas del buen manejo

Dadas las exigencias sociales y legales, es necesario que pongamos un arnés/collar fijo y correa a nuestro cachorro. Algo que sea ligero y adaptable, que nos permita manejarlo sin brusquedades. Lo introduciremos en los primeros días y utilizaremos juegos y comida para facilitar su aceptación. Evitaremos los collares metálicos o de ahorque, dada la tendencia de los propietarios a dar tirones de la correa para «resolver» los parones y distracciones de nuestro cachorro, en lugar de utilizar la voz, nuestra posición corporal y/o el juego para llamar su atención y resolver los contratiempos.


Diez meses de trabajo

Las sesiones de actividad deben ser cortas y variadas para evitar que nuestro perro se canse y/o aburra. Además debemos ajustarlas asu edad, sin sobrecargar sus articulaciones. Tendremos que preopuparnos tanto por su desarrollo físico como mental y desde estas primeras semanas ya puede aprender el significiado de las órdenes básicas (aunque no podemos esperar que su respuesta sea a nivel de compatición).

Tenemos diez meses para que nuestro perro cumpla su año y deje de ser un cachorro. Diez meses que pasan en un suspiro. Si no hacemos una buena planificación siempre encontraremos miles de excusas y razones para aplazar la salida con nuestro cachorro y luego ya será demasiado tarde para lograr que se adapte a las demandas de nuestro rito de vida. Hemos de reconocer que cada vez somos más exigentes y demandamos más de nuestro perros, ya no están sueltos, en la calle, todo el día a sus anchas; restringimos sus salidas y cuando lo hacen tienen que ir de la correa. Se pasan mucho más tiempo solos, sin nadie en casa que les haga compañía y en espacios más reducidos y rodeados de muchos más ruidos, todo lo cual incrementa sus niveles de estrés. Son muchas exigencias y deberíamos poner algo de nuestra parte para facilitarles la adaptación, tampoco es tanto pedir ¿no?

La selección del cachorro y su introducción, a edad temprana, en la familia son elementos esenciales para poder garantizar animales estables y bien adaptados en la edad adulta.

A través del juego y la utilización de las adecuadas técnicas de adiestramiento, evitando el uso y/o abuso de las técnicas aversivas (castigos), podremos enseñar al cachorro qué es lo que esperamos de él.

Cómo comenzar a vivir con el cachorro

Existe una serie de prioridades a la hora de acometer la llegada del cachorro en casa:

* Que el cachorro tenga tiempo para descubrir y adaptarse al entorno.

* Establecimiento de rutinas, para comida, descanso, actividad y evacuaciones

* Explicarle con calma y mucha paciencia qué es lo que esperamos de él, cuáles son las reglas, que todos tendremos muy claras y respetaremos.

* Evitar que pueda cometer errores.

Planificaremos y organizaremos todo nuestro entorno para lograr que el cachorro siempre tenga éxito.

Este artículo no tiene fines comerciales, sino meramente divulgativos del trabajo de Benigno Paz y de la Revista del Mundo del Perro

Bibliografía:
Un cachorro en casa; Ian Dumbar
El libro del buen perro; Ian Dumbar
The perfect puppy; Gwen Bailey