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El adiestramiento de nuestros perros

Diferencia entre adiestramiento y educación canina

Entendemos que adiestramiento no equivale a educación. Es una inexactitud habitual. En los conceptos y las prácticas. Luego, los resultados originan conflictos que pueden afectar negativamente a los que están implicados.

Los conocimientos que aporta la educación canina son relativamente recientes. Hasta ahora se ha conocido y practicado el adiestramiento canino. Adiestrar a un perro es transmitirle un conjunto de habilidades para desempeñar de forma eficaz su trabajo. Es un proceso continuo, perfectamente sistematizado, que facilita en el perro el desarrollo de unos conocimientos y destrezas.

Tipos y objetivos del adiestramiento

El adiestramiento básico o de obediencia consiste en que el perro aprenda comportamientos simples: sentarse, tumbarse e ir o estar junto al dueño. El avanzado puede capacitar al perro en habilidades como el rastreo, la detección de explosivos, los rescates de personas… El entrenamiento sería la repetición mecánica de esas habilidades con el fin de que queden fijadas en el animal.

El adiestramiento es una herramienta básica e imprescindible en el perro de trabajo. Su finalidad es desarrollar sus capacidades para unos fines concretos. El adiestrador enseña al perro a obedecer las órdenes y al propietario del perro cómo ejecutar estas órdenes.

La educación canina y su enfoque en el perro de compañía

La educación canina aborda un campo diferente y poco relacionado con el adiestramiento. La educación está orientada al perro de compañía no al perro de trabajo.

No considera al animal como un instrumento que ejecuta eficazmente un mandato, sino un ser que siente y que cumple la digna función de acompañante y compañero. Está orientada al perro de compañía y no pide de él que cumpla órdenes, sino algo que es más complejo, que su compañía no provoque problemas de convivencia.

La educación canina

Diferencias entre un perro adiestrado y un perro educado

Un perro bien adiestrado sabe tumbarse o sentarse cuando se le pide; puede encontrar un objeto perdido. Sin embargo, un perro adiestrado puede no estar bien educado y mostrar ansiedad por la separación cuando el dueño no está; sufrir aversión; ser un perro excitable y manifestar numerosas patologías.

Perros maravillosamente adiestrados, verdaderos ejemplos de entrega a la sociedad, nos han enseñado que no estaban libres de fobias y ansiedad, entre otras enfermedades psíquicas.

Por otro lado, un perro correctamente educado para la compañía puede desconocer cómo obedecer un mandato, pero sabe comportarse y ser un equilibrado miembro de la familia y, en la sociedad, un buen ciudadano canino.

Objetivos de la educación canina para la convivencia

¿Cómo se realiza esto? ¿Qué vamos a pedir a nuestro perro? Básicamente que su compañía no dé dificultades. Significa mucho más allá que cumplir unos mandatos concretos. Necesitamos que nuestro perro adquiera las destrezas necesarias para desenvolverse en el seno de una familia.

Debemos educar a nuestra mascota para que disfrute de un alto control emocional. Nuestro perro no tiene que ladrar y pueda quedarse solo muchas horas sin mostrar ansiedad por separación. Que no destroce objetos cuando estamos fuera.

Asimismo, que sea fiel, pero sin comportarse malhumoradamente con desconocidos, sin miedos compulsivos ni fobias, sin excitabilidad excesiva ni agresividad, con alta tolerancia a la frustración y al aburrimiento, y capaz de afrontar situaciones nuevas con tranquilidad.

Capacidades de un perro bien educado

Nuestro perro bien educado debe desarrollar las capacidades necesarias para ser un buen ciudadano canino. Por ejemplo, podrá exponerse en cualquier momento y lugar sin dar problemas; viajar en tren o avión en silencio; pasear amistosamente en el parque; obedecer a la llamada inmediata y otras destrezas.

La labor del educador no se trata de enseñar órdenes, sino de permitir que el perro sea él mismo, preservando su equilibrio psíquico y adaptándolo a una sociedad y forma de vida compleja.

La importancia del trabajo personal en la educación canina

Para ello resulta imprescindible llevar a cabo un profundo trabajo con uno mismo. El equilibrio no es algo que se transmite con una receta o una orden, sino una realidad intrínseca que se vive y se irradia.

Un educador centrado y armónico facilitará ese equilibrio al perro.

Identificación y respeto como base educativa

En la educación de nuestro perro debemos conseguir dos experiencias fundamentales: que se identifique con su dueño y que lo respete. Si así fuera, ya habremos logrado todos los objetivos educativos.

La identificación y el respeto no dependen solo de la confianza o el afecto, sino de un vínculo profundo. Sin respeto, el perro no obedecerá aunque confíe o quiera a su dueño.

Adiestramiento positivo: el refuerzo y sus riesgos

A grandes rasgos, podemos dividir el adiestramiento en dos campos: adiestramiento convencional y adiestramiento en positivo.

El adiestramiento positivo usa el refuerzo como incentivo. Hoy en día hay una fuerte tendencia a educar a los perros con alicientes o premios, pero esta práctica puede ser peligrosa si no se aplica correctamente.

Adiestramiento positivo

Peligros de un uso incorrecto del refuerzo

Aunque parece inocuo, cualquier adiestramiento mal manejado puede ser contraproducente.

El adiestramiento positivo orienta al perro hacia comportamientos extraordinarios, no habituales. Un profesional canino sabe cuándo y cómo recompensar correctamente.

Sin embargo, un propietario sin conocimientos puede agravar comportamientos no deseados al premiarlos sin querer.

Ejemplos prácticos de errores en el uso de premios

Por ejemplo, premiar al perro justo cuando comienza a ladrar a ciclistas refuerza ese comportamiento no deseado.

Otro caso es acariciar al perro para calmarlo cuando ladra a otros perros, reforzando sin querer esa conducta.

Recomendaciones sobre el uso de premios en adiestramiento y educación

La tendencia a usar premios puede ser más perjudicial que beneficiosa si no se entiende la psicología canina.

La diferencia clave es que el refuerzo y premios son útiles para el adiestramiento, pero no para la educación.

En la educación, debemos evitar premios y castigos y fomentar una relación natural y orgánica basada en la identificación y el respeto tal y como hacemos en Santitisi.